Presidente de Ciutadans
'En Cataluña no hay marcha atrás. No podemos continuar tapando las heridas, hay que limpiarlas, por doloroso que sea y por mucho hedor que desprendan, para sanar nuestras instituciones democráticas'.
Esta semana han ocurrido algunos hechos en la política catalana que sin duda marcarán el futuro de la vida pública de nuestra Comunidad Autónoma en los próximos años. Por un lado, el tripartito, haciendo todo lo contrario de lo que había hecho hace nueve meses cuando Ciutadans sometió a votación la creación de una comisión de investigación del caso Palau, ha puesto en marcha la creación de una comisión de investigación sobre este caso. Y por otro lado, a través del levantamiento de sumario del caso Pretoria, hemos conocido las “amistades peligrosas” de Artur Mas, de los consellers Nadal y Castells o del presidente de la diputación Antoni Fogué, con los imputados del caso, entre otros el ex diputado del PSC Luis García, el ex alcalde de Santa Coloma Bartomeu Muñoz, el director del Incasol durante el gobierno Montilla, Emili Mas, y los ex consellers de CIU Alavedra y Prenafeta.
Ambos hechos, que por sí solos ya representarían un shock para la ciudadanía al conocer que dirigentes de los dos principales partidos que han gobernado Catalunya están presuntamente implicados en tramas de corrupción, al coincidir en el tiempo- prácticamente en 24 horas- han supuesto un verdadero tsunami en el putrefacto oasis catalán.
Pero hay una doble pregunta clave para saber por qué se ha abierto una grieta tan amplia en este oasis: ¿Qué se ha roto para que el vergonzoso pacto de silencio del 3% entre CIU y Tripartit ya no funcione?, ¿por qué habrá una comisión de investigación del Palau, a cinco meses de las elecciones, cuando el Tripartit y CIU pactaron no abrirla en octubre, cuando desde Ciutadans la propusimos?.
Lo que ha sucedido, igual que en la teoría del dilema del prisionero, es que ICV, por interés particular- sus sillas de gobierno- ha traicionado al interés común, en este caso ese gran negocio llamado catalanismo político. Los ex comunistas paradójicamente se han regido por el incentivo del mercado, en este caso sus sillas, y han traicionado a los demás nacionalistas, a la comunidad. Los de Saura saben perfectamente que si no hay tercer tripartito no se sentarán, probablemente nunca más, en los asientos del gobierno catalán, y han decidido a la vista de las encuestas en las que la formula tripartita se esfuma, poner el ventilador en marcha arriesgando el pacto de silencio del oasis catalán. ERC, que se encuentra ante el mismo dilema electoral, se ha sumado obligando al PSC a tomar una decisión: o se sube al carro de la comisión y del ventilador o con el sumario del caso Pretoria salpicándole y abierto en canal quedará como cómplice del silencio y permitirá que CIU se escape viva del caso Palau.
Para nosotros es una gran noticia que se abra la comisión, al fin y al cabo fuimos los únicos que, desde el primer día, la creíamos necesaria. Pero es lamentable que el tripartito no haya solicitado esta comisión para que los ciudadanos sepan cómo, cuándo y por qué desaparecieron más de treinta millones del Palau, sino exclusivamente para aflorar si CIU ha incurrido en financiación irregular y abrir así una guerra partidista. Es evidente que para que sirva de algo a la ciudadanía el objeto de la comisión debe ser esclarecer las responsabilidades políticas del escándalo del Palau. El gobierno Montilla no debe olvidar que esta comisión no se cerrará en falso como la del 3%, porque esta vez hay un nuevo partido presente en el hemiciclo que no va a permitir volver al pacto de silencio. Nosotros vamos a tirar de la manta fuerte, para que los ciudadanos sepan cómo desapareció su dinero, quién lo permitió y quiénes se beneficiaron.
Pero, en esta ocasión, a diferencia de otros escándalos de corrupción, después del empacho del Estatut y con una crisis económica dramática, las clásicas frases del ex presidente Pujol “això no toca” o el “compte que prendrem mal” que pronunció hace ocho meses en TV3 refiriéndose a la posibilidad de que se abriera una comisión de investigación del caso Palau no funcionarán. En el año 2010, después de 30 años de nacionalismo, los ciudadanos ya no aguantamos sermones patrioteros de los que han sido pillados con el carrito de los helados. Esta vez la senyera no les llegará para taparse las vergüenzas.
En Cataluña necesitamos hacer limpieza, ventilar la casa y empezar una nueva etapa política recuperando el sentido común, la humildad, la austeridad y la ilusión por las cosas bien hechas. Las prioridades de los ciudadanos deben ser forzosamente de los que les representamos desde el gobierno o desde un escaño, y como buenos mandatarios debemos regirnos por ese mandato y rendir cuentas periódicamente a nuestros jefes, que no son otros que los ciudadanos.
Esta semana han ocurrido algunos hechos en la política catalana que sin duda marcarán el futuro de la vida pública de nuestra Comunidad Autónoma en los próximos años. Por un lado, el tripartito, haciendo todo lo contrario de lo que había hecho hace nueve meses cuando Ciutadans sometió a votación la creación de una comisión de investigación del caso Palau, ha puesto en marcha la creación de una comisión de investigación sobre este caso. Y por otro lado, a través del levantamiento de sumario del caso Pretoria, hemos conocido las “amistades peligrosas” de Artur Mas, de los consellers Nadal y Castells o del presidente de la diputación Antoni Fogué, con los imputados del caso, entre otros el ex diputado del PSC Luis García, el ex alcalde de Santa Coloma Bartomeu Muñoz, el director del Incasol durante el gobierno Montilla, Emili Mas, y los ex consellers de CIU Alavedra y Prenafeta.
Ambos hechos, que por sí solos ya representarían un shock para la ciudadanía al conocer que dirigentes de los dos principales partidos que han gobernado Catalunya están presuntamente implicados en tramas de corrupción, al coincidir en el tiempo- prácticamente en 24 horas- han supuesto un verdadero tsunami en el putrefacto oasis catalán.
Pero hay una doble pregunta clave para saber por qué se ha abierto una grieta tan amplia en este oasis: ¿Qué se ha roto para que el vergonzoso pacto de silencio del 3% entre CIU y Tripartit ya no funcione?, ¿por qué habrá una comisión de investigación del Palau, a cinco meses de las elecciones, cuando el Tripartit y CIU pactaron no abrirla en octubre, cuando desde Ciutadans la propusimos?.
Lo que ha sucedido, igual que en la teoría del dilema del prisionero, es que ICV, por interés particular- sus sillas de gobierno- ha traicionado al interés común, en este caso ese gran negocio llamado catalanismo político. Los ex comunistas paradójicamente se han regido por el incentivo del mercado, en este caso sus sillas, y han traicionado a los demás nacionalistas, a la comunidad. Los de Saura saben perfectamente que si no hay tercer tripartito no se sentarán, probablemente nunca más, en los asientos del gobierno catalán, y han decidido a la vista de las encuestas en las que la formula tripartita se esfuma, poner el ventilador en marcha arriesgando el pacto de silencio del oasis catalán. ERC, que se encuentra ante el mismo dilema electoral, se ha sumado obligando al PSC a tomar una decisión: o se sube al carro de la comisión y del ventilador o con el sumario del caso Pretoria salpicándole y abierto en canal quedará como cómplice del silencio y permitirá que CIU se escape viva del caso Palau.
Para nosotros es una gran noticia que se abra la comisión, al fin y al cabo fuimos los únicos que, desde el primer día, la creíamos necesaria. Pero es lamentable que el tripartito no haya solicitado esta comisión para que los ciudadanos sepan cómo, cuándo y por qué desaparecieron más de treinta millones del Palau, sino exclusivamente para aflorar si CIU ha incurrido en financiación irregular y abrir así una guerra partidista. Es evidente que para que sirva de algo a la ciudadanía el objeto de la comisión debe ser esclarecer las responsabilidades políticas del escándalo del Palau. El gobierno Montilla no debe olvidar que esta comisión no se cerrará en falso como la del 3%, porque esta vez hay un nuevo partido presente en el hemiciclo que no va a permitir volver al pacto de silencio. Nosotros vamos a tirar de la manta fuerte, para que los ciudadanos sepan cómo desapareció su dinero, quién lo permitió y quiénes se beneficiaron.
Pero, en esta ocasión, a diferencia de otros escándalos de corrupción, después del empacho del Estatut y con una crisis económica dramática, las clásicas frases del ex presidente Pujol “això no toca” o el “compte que prendrem mal” que pronunció hace ocho meses en TV3 refiriéndose a la posibilidad de que se abriera una comisión de investigación del caso Palau no funcionarán. En el año 2010, después de 30 años de nacionalismo, los ciudadanos ya no aguantamos sermones patrioteros de los que han sido pillados con el carrito de los helados. Esta vez la senyera no les llegará para taparse las vergüenzas.
En Cataluña necesitamos hacer limpieza, ventilar la casa y empezar una nueva etapa política recuperando el sentido común, la humildad, la austeridad y la ilusión por las cosas bien hechas. Las prioridades de los ciudadanos deben ser forzosamente de los que les representamos desde el gobierno o desde un escaño, y como buenos mandatarios debemos regirnos por ese mandato y rendir cuentas periódicamente a nuestros jefes, que no son otros que los ciudadanos.