Escándalo aireado por un digital que pone al descubierto una trama de corrupción. Esta vez en Plataforma per Catalunya.

Os reproducimos la entrevista que pone al descubierto lo que oculta realmente la Plataforma per Catalunya. Este pequeño partido racista y xenófobo tiene concejales en 17 municipios catalanes y por lo que parece es un foco de corrupción. Leedla atentamente porque no tiene desperdicio y es digna de una casquería política. La podéis ver íntegra en el diario Alerta Digital.com, donde además hay una entrevista en radio que encima aclara aún más todo esto.


Además esto nos abre los ojos para ver realmente como funcionan todos los partidos políticos y como se manejan entre ellos para repartirse el pastel. En la entrevista no falta de nada.


"Anglada se portó como un golfo y un sinvergüenza con los trabajadores de su partido"

Laura Casarramona.- César Román fue el principal responsable de la Plataforma por Madrid, la traslación del proyecto de Josep Anglada fuera del territorio catalan y uno de los principales ideólogos de Plataforma per Catalunya, de cuyo Comité Ejecutiivo Nacional formó parte. Román abre las ventanas de Alerta Digital para airear las vergüenzas de la Plataforma de Josep Anglada: embargos judiciales, impagos a la Seguridad Social, morosidad galopante, ingresos fuera de control, sanciones de la inspección de Trabajo, manejo a su antojo de las cuentas del partido, 'guiños' de oscuros empresarios vinculados a CiU y a la trama corrupta de Marbella, gestos irreverentes, acatamiento de las tesis soberanistas y hasta las relaciones del vicense con el cerebro de la red de espionaje en la Comunidad de Madrid, son algunas de las perlas informativas que este joven empresario guipuzcoano, padre de tres hijos, nos desgrana a lo largo de esta entrevista, la primera que concede tras su marcha de Plataforma. César Román abre así la espita a las procelosas aguas camufladas hasta ahora con el antiséptico del populismo para poner al descubierto el lado mas fétido y oscuro del partido de Anglada. Más vale verles las caras que rehuir jugando a la comedia de capa y espada. A través de sus palabras, se confirma lo que ya muchos barruntaban: Plataforma es un 'bluf' personalista, una mascarada politica concebida para albergar la inagotable egolatría y el ridículo mesianismo de un ex vendedor de perfumes sin chispa, sin cultura y sin ningún talento. La libertad escorada a babor o a estribor, según las circunstancias, puede que sea la peor de las soluciones si hay personas que, como César Román, están dispuestas a tirar del hilo de la enredada madeja. Su paso por Plataforma dejó poso en él y, con insultos y amenazas de por medio, quiere que sus denuncias en este medio sirvan al menos para hacer más visible el verdadero rostro de Josep Anglada. César Román es un empresario de éxito que vive a medio camino entre Malaga, Madrid y Holanda. Representante de varias organizaciones sociales y empresariales, dirige en la actualidad la oficina en Andalucía del Centro de Relaciones Comerciales Hispano Rusas y la Asociación Profesional Española de directores de Recursos Humanos. Vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Pymes de Madrid, César Román es experto en relaciones laborales, autor de tres libros sobre esta especialidad y un apasionado de la política, el asociacionismo y la sociedad civíl.

-¿Qué razones le empujaron a formar parte del proyecto de Josep Anglada?El grupo de personas que, con el tiempo, formamos Plataforma por Madrid veíamos en la Plataforma por Cataluña a un partido pequeño pero con frescura en sus planteamientos y que conectaba bien con la gente. Cuando nos pusimos en contacto con ellos y decidimos dar el paso, el partido era muy reducido y apenas tenía militancia. Contaba entonces con tres concejales, que eran Anglada en Vic, August Armengol en El Vendrell y Mateu Figuerola en Cervera. También había otro en Manlleu, aunque vivía en el Prat y terminó dimitiendo. El grupo de Madrid opinamos entonces que se podía hacer mucho y que Plataforma era un buen punto de partida, ya que entre otras cosas se hablaba de lo que realmente interesaba a la gente y eso tenía calado y repercusión social. Por aquel entonces, el partido no tenía el objetivo de hacer política fuera de Cataluña. De hecho, los estatutos no recogían la posibilidad de actuar fuera de esa comunidad, aunque al final llegamos a un acuerdo y nos pusimos a trabajar. Así fue como pusimos en marcha Plataforma por Madrid.

-¿Cuál fue su papel en PxC?Me nombraron presidente de Plataforma por Madrid (PxM) y miembro de la ejecutiva nacional. Como le dije antes, cuando contactamos con Anglada, la Plataforma era muy localista y también muy primitiva. Salvo August Armengol, que es un buen médico pediatra, no había nadie con formación de nivel superior y el partido era monotemático en temas de inmigración. Sin embargo, el equipo de Madrid fue capaz de suplir esas carencias, ya que nuestro grupo lo formaban casi exclusivamente profesionales liberales. La declaración programática de Plataforma la había redactado Jaume Farrerons, que había sido secretario general. No le llegué a conocer porque abandonó el partido antes tras una sonora bronca con Anglada. Nosotros actualizamos esos principios programáticos, que en un 90% se mantienen aún hoy. También nos encargamos de dotar de contenido al partido y, en ese sentido, elaboramos propuestas novedosas. Por ejemplo, la de impedir que un inmigrante ilegal se pudiera empadronar fue obra nuestra, o la que proponía entregar la documentación a la policía de aquellos que estuvieran empadronados y no se tuviese certeza de que fuesen legales. En Madrid denunciamos ante la Inspección de Trabajo a más de 500 empresas regentadas por inmigrantes y que tenían a trabajadores ilegales. Y por otra parte, fue nuestro grupo de Madrid el que dotó al partido de una imagen moderna y en consonancia con los tiempos actuales.

-¿Qué ocurrió para que las relaciones entre Plataforma por Madrid y Anglada se rompieran?Con la apertura de las plataformas en Madrid, Castilla León y Valencia, los medios de comunicación entendieron el salto cualitativo que eso representaba, ya que pasábamos de ser un partido local a uno nacional. Eso ayudó a PxC a crecer en muchos municipios de Cataluña. Pero al mismo tiempo que eso sucedía, Anglada empezó a ser invitado a cenas, comidas y salidas en barco por empresarios del entorno de Convergencia i Unió. Eran sobre todo empresarios que tenían intereses inmobiliarios en muchos pueblos de Cataluña. Para una persona que hasta ese momento no había salido de un pequeño pueblo como Vic, salvo como representante de productos de estética, aquello supuso toda una novedad y comenzó a endiosarse y a volverse mucho más despótico. Era curioso verle contar, en medio de una Comisión Ejecutiva Nacional, que había estado en el barco de un gran empresario de la construcción y que éste le había prometido pagar los 'mailing' de la campaña electoral. Ese mismo empresario, de quien me va a permitir usted que me reserve el nombre, estuvo implicado en el caso Malaya de Marbella.Poco a poco, esos personajes con los que pasaba todo el día y que eran sobre todo gente de Unió, según decía él, le convencieron de que podía ser todo lo duro que quisiera con el asunto de la inmigración, pero que en el tema nacional de Cataluña debía tomar partido y no salirse de lo establecido.

-¿Y es entonces cuando empieza usted a percibir los primeros signos de desconfianza hacia Anglada?No, yo los primeros síntomas de desconfianza los tuve el mismo día de la presentación de la Plataforma en Madrid. Hicimos una presentación para los medios de comunicación en el hotel Conde Duque. Tras ella tuvimos una reunión con un señor que venía de parte de uno de esos empresarios catalanes relacionados con CiU. Este señor era Fernando Muniesa, un conseguidor de todo tipo de contratos con la administración, muy conocido y que ahora parece estar implicado en una estafa de 29 millones a un grupo chino. Fue también él quien montó el servicio de espionaje de la Comunidad de Madrid. En la reunión estuvimos cinco o seis personas y se ofreció para que el partido se consolidara a nivel nacional y tomara un posicionamiento republicano. Evidentemente, lo consideré una barbaridad, y nunca más quise hablar del asunto y mucho menos con ese señor. Si esas eran las recomendaciones de sus amigos empresarios, nos podemos hacer una idea de cómo eran y para qué se acercaban esos empresarios a Anglada. Entre tanto, él seguía creyéndose el ombligo del mundo y atribuyendo el acercamiento de personajes tan turbios al 'efecto Anglada'.

-¿Fueron entonces esas malas compañías las que provocaron la ruptura?Todo fue una escalada de acontecimientos. Anglada le dice a todo el mundo lo que quiere oir. Pero con respecto a los que empezaban a poner dinero o a prometérselo, la cosa cambiaba, y era él quien obedecía o se dejaba convencer. Esta gente, sin embargo, le dejó muy claro que el tema nacional de Cataluña era innegociable. El no solo lo entendió, sino que lo asumió plenamente y comenzó a hacer gestos para probar su catalanismo ante esos 'mecenas'. De muchas de esas circunstancias nos íbamos enterando poco a poco. Hasta que un día saltó la noticia en Madrid de que nuestro partido en Cataluña había votado a favor del Estatut en el Ayuntamiento de Vic. Eso dejaba literalmente con el culo al aire a las plataformas del resto de España. Primero porque todos éramos contrarios al Estatut, y segundo porque eso era imposible de explicar fuera de Cataluña. Se rompía además una norma establecida, según la cual en aquellos asuntos locales o regionales que no tuviesen repercusión nacional, cada plataforma podía decidir lo más conveniente en base a sus propios intereses locales, pero en los asuntos que tuvieran carácter nacional, las decisiones tendrían que salir de la Comisión Ejecutiva Nacional. Eso no solo se incumplió sino que fuimos testigos de otro espectáculo kafkiano. Mateu Figuerola, concejal en Cervera, fue convocado para un pleno municipal en el que se debatiría el apoyo al Estatut como único punto del orden del día. Mateu aplicó la lógica de sus valores y votó en contra. Cuando Anglada se enteró montó en cólera y le echó una bronca de escándalo por no haberle consultado. Curiosamente, le exigía a Figuerola lo que él no hizo: someter el asunto del Estatut a la consideración del Comité Ejecutivo Nacional. Yo nunca le había visto tan desencajado. Ahí supimos que él había comprometido su voto en favor del Estatut con sus amigos nacionalistas catalanes y que todo sería ya irreversible.

-¿Fue entonces cuando se consumó la ruptura?Cuando llegamos a Madrid contamos a los miembros de la Ejecutiva lo sucedido. Entonces el jefe de prensa, que era un periodista muy eficaz que estaba en nómina, se puso a buscar el acta de la votación sobre el Estatut y nos enteramos entonces de que Anglada también había votado en Vic a favor de las selecciones deportivas catalanas y del dominio 'punto cat' en internet, que era una iniciativa de ERC para contrarrestar el dominio 'punto es' lanzado por el gobierno español. Eso ya fue la puntilla y yo decidí que ese no era mi sitio. Menos tres o cuatro personas, todos los compañeros de Madrid abandonaron Plataforma. Al mismo tiempo y por los mismos motivos, las plataformas en Castilla y León y la de Valencia tomaron el mismo camino. Los de Castilla y León se integraron en Unidad Regionalista de Castilla y sacaron en las municipales unos 20 concejales. Es decir, que la decisión de Anglada de apoyar las tesis nacionalistas catalanas rompió el proyecto de conversión de Plataforma en un partido nacional, lo que nos habría permitido tener hoy unos 100 concejales, que no es una cifra cualquiera. Paralelamente, se produjo en Cataluña la escisión del grupo de Lérida, liderado por Mateu Figuerola y otros tres concejales. De Mateu Figuerola debo destacar su coherencia a la hora de defender los intereses generales de España y oponerse al Estatut en un pueblo de la Cataluña profunda como Cervera.

-¿Qué deben saber los catalanes sobre las cuentas económicas de Plataforma?Económicamente, la Plataforma es un pozo sin fondo. Entre otras cosas porque está completamente embargada por orden de los Juzgados, ya que Anglada se negó a pagar a los trabajadores que había contratado en Madrid y a quienes ni siquiera dio de alta en la Seguridad Social. Con los trabajadores del partido que no tenían culpa de nada se portó como un golfo y un sinvergüenza. Y eso que sólo les tenía que pagar las liquidaciones dado que las nóminas estaban al día, gracias a que las pagaba yo a través de una de mis empresas. Por eso tuve que ir al Juzgado a declarar en favor de los trabajadores, mientras que Anglada ni siquiera se presentó. Cuando llegaron los embargos fue cuando los concejales catalanes de PxC se enteraron del asunto. Mateu Figuerola dijo basta y se marchó

-¿De cuánto dinero estamos hablando?Creo que el Juzgado número 21 dictó un embargo de unos 18.000 euros y otro de unos 27.000 euros. Pero a esa cantidad habría que sumarle las cotizaciones a la Seguridad Social de cuatro o cinco trabajadores durante más o menos un año, más la multa que le impusiera la inspección de Trabajo por faltas muy graves. O sea, que fácilmente podemos estar hablando de unos 150.000 euros. Y a eso hay que sumar el hecho aún más grave de que Anglada no enseñe las cuentas reales a nadie porque entonces tendría que explicar que él maneja a su antojo el dinero que entra en el partido y que vive de ese dinero porque no tiene otros ingresos, que yo sepa. Es más, si los afiliados le pidieran información sobre los ingresos y sobre los movimientos bancarios de las cuentas del partido y las suyas personales, se podrían llevar muchas sorpresas. Y yo no hablo por hablar.

-Veo que conoce usted muy bien a Josep Anglada, ¿encajaría en el prototipo de líder político nacional que quiere representar?En absoluto. Lo que pasa es que ha pasado de vender perfumes y productos de estética a las peluquerías a vender peines a la gente. Y cuando se la pegue, que le aseguro que se la va a pegar, se va a llevar por delante todo lo que podría haber sido un proyecto político sólido y con futuro. Y a uno de los que arrastrará primero será a Enrique de Diego, que acaba de publicarle un libro de propaganda. Lejos de practicar un nuevo estilo político, Anglada tiene los mismos vicios que los políticos profesionales a los que critica. Entre otras cosas porque es un político profesional desde el momento que lleva años viviendo de la política y cobrando de ella. Insisto, esos datos pueden comprobarse si se investigara cómo maneja el dinero del partido y cómo ha hecho de Plataforma un partido opaco; cómo se salta a la torera lo que dice la ejecutiva nacional o cómo los candidatos en los municipios los elige o los veta él. Pero es que además yo no creo que quiera hacer un proyecto nacional, puesto que él solito laminó las tres plataformas que existían fuera de Cataluña para diseñar un partido identitario catalanista siguiendo el modelo de otros partidos separatistas europeos como la Liga Norte o el Vlams Beelang. Y eso es incompatible con un proyecto nacional.

-Por cierto, ¿ha leído el libro de Anglada?Sí y tengo que decirle que me produjo carcajadas. No por lo que dice el libro, que es muy sensato, sino porque ese libro no lo ha escrito Anglada ni de broma. Eso es evidente porque Anglada es casi analfabeto y no sabe escribir bien en castellano. Además, Anglada es un hombre muy poco leído y del 75% de los personajes que se citan en el libro él no sabe de su existencia. Sería muy gracioso que alguien en televisión le hiciera una entrevista sobre su libro y le sacara los colores pidiéndole información sobre alguno de esos personajes que se mencionan.

-¿Cómo puede haber cambiado tanto un hombre que procede de Fuerza Nueva y que supuestamente defendía la unidad de España por encima de todo?Sí, pero eso no significa nada. Pío Moa estuvo en el Grapo, muchos socialistas en el Frente de Juventudes y Jiménez Losantos en el PCE. ¿Significa eso que sigan pensando igual? Lógicamente no. Y Anglada es ahora mismo nacionalista catalán. Y si él dice que no lo es, que algún periodista en horario de máxima audiencia de televisión le pregunte si está a favor o en contra del Estatut y si defiende que España es una nación indivisible o que las selecciones deportivas catalanas puedan competir contra la española. Ya verá como se sale por la tangente o responde diciendo eso tan típico en él de que ahora no toca hablar de esas cosas. El bolsillo cambia a las personas.

-¿Apoyaría usted el proyecto del PxCat que lidera Mateu Figuerola? ¿Qué diferencias destacaría entre la PxC y el PxCat?De lo poco que he podido leer, el Partido por Cataluña que se escindió de la Plataforma de Anglada es una vuelta a los orígenes de lo que quisimos llevar a cabo inicialmente. Nosotros teníamos como ejemplo el proyecto que en Holanda encabezó Pim Fortuyn, así como el de los partidos centristas de Suiza o Dinamarca. Entendíamos que estaban más cerca de lo que nosotros pensábamos porque tenían un fuerte componente liberal. Yo tuve la suerte de conocer a Pim Fortuyn y a Theo Van Gogh antes de que los asesinaran por sus ideas y siempre entendí que esa era la línea a seguir. El heredero natural de ese estilo es Geert Wilders, quien acaba de obtener 29 diputados y es la tercera fuerza política de Holanda. Ahí es donde yo creo que está la gran diferencia. Mientras Mateu Figuerola apuesta por esa vuelta a los orígenes y por una tendencia más centrista y liberal, Anglada apostó claramente por el estilo bronco de la Liga Norte. Pero con un problema añadido: que Anglada no es Bossi ni tiene un partido estructurado como la Liga. Yo creo que la línea marcada por Mateu Figuerola es una buena estrategia y creo que están acertando.

-¿Se mostraría partidario de un proyecto identitario en Andalucía?Completamente. Creo que hace falta un proyecto que plantee desde la sensatez un mejor control de la inmigración, una regeneración de la vida política, una reestructuración de la administración del estado, o un replanteamiento del modelo productivo y de relaciones laborales que tenemos. Y eso solo se puede hacer desde un proyecto de ese tipo. Además, en Andalucía existe un gran hartazgo hacia tantos años de chavismo y corrupción generalizada.